Desentubar ríos en la CDMX: ¿Una estrategia para mitigar inundaciones?

Escrito por: Mariana Marbán y Ximena de la Cruz

En estas últimas semanas hemos visto en aumento las inundaciones en la Ciudad de México; si bien, podemos atribuirlo a la acumulación de residuos en las calles o a la falta de infraestructura y mantenimiento del drenaje, cada año sigue existiendo la misma pregunta… ¿Qué podemos hacer para evitarlo?

Primero debemos conocer que la ciudad fue construida encima de lo que antes fue el Lago de Texcoco. Con el paso de los años, el crecimiento de la población, la urbanización desmedida y la sobreexplotación de recursos naturales generaron, como consecuencia, el deterioro del suelo

Hasta mediados del siglo XX, la capital contaba con decenas de ríos y arroyos a cielo abierto que funcionaban como corredores naturales para el agua de lluvia. Sin embargo, la rápida transformación de la ciudad, bajo criterios de orden y limpieza de la época, llevaron a su entubamiento y ocultamiento bajo avenidas, camellones y construcciones.

Fotos: Cuartoscuro

¿Por qué se decidió entubar los ríos?

De acuerdo con crónicas históricas y registros citados por Chilango y UNAM Global, entre las décadas de 1940 y 1970 se entubaron ríos como La Piedad, Mixcoac, Churubusco y Consulado. El caso más emblemático fue el del río La Piedad, cubierto en 1950 por orden del presidente Miguel Alemán para construir el Viaducto Miguel Alemán, una vialidad clave para el nuevo modelo de ciudad motorizada. 

En ese momento, el entubamiento se justificaba como una solución para evitar inundaciones, eliminar malos olores y erradicar focos de enfermedades.

Sin embargo, esto no resolvió el problema. Tan solo un año después, lluvias intensas provocaron el desbordamiento de varios ríos entubados, convirtiendo avenidas en auténticos cauces que paralizaron la ciudad durante tres meses. Este evento, recordado como la “inundación de Tláloc”, evidenció que el sistema de drenaje subterráneo no era suficiente para manejar precipitaciones extremas.

Con esto en mente, surge la pregunta: ¿qué pasaría si se volvieran a abrir estos ríos?

Este “desentubamiento” es una estrategia que ha sido implementada con éxito, como lo es el caso del río Cheonggyecheon en Seúl (Corea del Sur), donde se removió una vía rápida para abrir un parque lineal de 5.8 km. Esto ha demostrado beneficios concretos: reducción de hasta 3 °C en la temperatura local, incremento del turismo y mejora en la gestión pluvial al reconectar el cauce con el ciclo natural del agua.

Foto: @kaychan.1813

En el caso de la Ciudad de México hay varios aspectos importantes a considerar, pues es una realidad que rescatar ríos como La Piedad, Mixcoac o Churubusco, implicaría enormes desafíos técnicos, económicos y políticos, pero también oportunidades. Por un lado, esto daría más espacio para que el agua fluya de manera natural, generando, al mismo tiempo, espacios verdes que mejoren la calidad del aire y la temperatura; además, devolvería un valor cultural e histórico a los ríos como parte de la identidad de la ciudad.

En suma, la evidencia técnica y las experiencias internacionales muestran que el desentubamiento de ríos puede ser una medida clave para disminuir el riesgo de inundaciones en la Ciudad de México. Sin embargo, su viabilidad depende de voluntad política sostenida, planeación a largo plazo y una integración real con la gestión integral del agua y la planificación urbana.

Esto abre la posibilidad de construir nuevas realidades que respondan tanto a la urgencia ambiental como a las condiciones sociales de la ciudad. 

Sin embargo, no se trata de una medida mágica, para que funcione es necesario comprender primero las características del suelo y planear con base en ellas; de lo contrario, los problemas podrían repetirse o transformarse en otros. Como también es clave reconocer que la gestión del agua no depende únicamente de la infraestructura, sino de los hábitos ciudadanos, como la gestión de nuestros residuos. Recuperar los ríos puede reducir riesgos y mejorar la calidad urbana, pero solo si va acompañado de una sociedad más consciente y corresponsable con su entorno.

En un escenario donde las lluvias extremas serán cada vez más frecuentes, abrir nuevamente los ríos podría ser no solo un gesto ambiental, sino una estrategia de supervivencia para una de las ciudades más grandes del mundo.


Fuentes:

Martínez M. (2022). Historia del antes y después de ríos que ahora son avenidas chilangas [Fotos]. Chilango. Recuperado de: https://bit.ly/41ehNsQ

ONU Habitat (2018). De la autopista al espacio público. Recuperado de: https://bit.ly/4mlO6OT

Osegueda R. (s.f) Buscan salvar el río Magdalena, el único vivo de la CDMX. México Desconocido. Recuperado de: https://bit.ly/4oINhkV  

Redacción. (2025). Tláloc ‘paralizó’ la CDMX por 3 meses: Así fue la inundación de 1951 que convirtió avenidas en ríos. El Financiero. Recuperado de: https://bit.ly/3HD8GLF

Zárate Y. (2024). Ríos ocultos de la CDMX: el reto de restaurar su vida. UNAM Global Revista. Recuperado de: https://bit.ly/4oIfDvx

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