​​Algo más allá de un conflicto bélico

Los conflictos bélicos nos han acompañado desde el origen de nuestra especie, prueba de esto es el reciente descubrimiento de una matanza de hace 10,000 años cerca del lago Turkana, en Kenia, momento en el que no existían demarcaciones territoriales o políticas que proteger. 

No es sorpresa que aún en la modernidad y después de 77 años de haber culminado la Segunda Guerra Mundial nos encontremos con un nuevo conflicto bélico que amenaza con ser el inicio de una tercera guerra mundial.

Nuestro planeta ha sido víctima de manera continua de los conflictos armados que ponen en riesgo a la naturaleza; es difícil de creer cómo los gobiernos y sus  fuerzas armadas no dimensionan los impactos humanitarios, del medio ambiente y económicos que generan las guerras modernas de forma instantánea.

Tomada por BonnieHenderson, extraída de Morguefile.com

Las guerras actuales no solamente han creado una gran cantidad de víctimas civiles, sino, además, crecientes e irreversibles impactos al medio ambiente. En este tipo de conflictos armados se suelen llevar a cabo acciones que ponen en peligro la biodiversidad y los ecosistemas, por ejemplo, la quema de cosechas o la tala de árboles para debilitar al enemigo.  A su vez, la contaminación del agua, el envenenamiento del suelo, la deforestación, la contaminación del aire, los terribles daños de las bombas, explosiones e incendios que le siguen son muchos de los otros efectos de la guerra en el medio ambiente.

El Departamento de Información pública de las Naciones Unidas dice que “aunque la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de soldados y civiles muertos y heridos, ciudades y medios de vida destruidos, con frecuencia el medio ambiente ha sido la víctima olvidada.”

Sin duda es importante tomar conciencia sobre los daños que se generan al ecosistema al estallar un nuevo conflicto bélico, así como entender  las repercusiones ambientales que estos enfrentamientos traen a los países implicados y a su entorno.

Escrito por: Ana Urdapilleta, Manager de proyectos de educación ambiental


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