Conociendo un poco del acitrón y las cactáceas de México

En México ha existido una fuerte relación entre la flora y la cultura, desde la alimentación hasta la espiritualidad, un gran ejemplo de esto es la familia de las cactáceas o también conocidas como cactus. Se estima que existen alrededor de 1,400 especies de cactáceas en el mundo y su distribución se centra en el continente americano, especialmente en territorio mexicano donde encontramos 669 especies de las cuales 518 son endémicas. 

Estas plantas tienen una belleza singular que se puede encontrar en aproximadamente el 65% del territorio nacional y pueden habitar en bosques tropicales de hoja caediza y matorrales (de las zonas áridas y semiáridas). Su principal distribución es en las zonas áridas del país, por los cual han desarrollado una enorme cantidad de adaptaciones evolutivas para poder sobrevivir a este tipo de hábitat, por ejemplo:

  • Carecen de hojas y las han reemplazado con espinas: esto evita que pierdan agua por transpiración y les ayuda a defenderse contra los depredadores.
  • Tienen una compleja relación con sus polinizadores: las flores son de estructura variada que depende de su polinizador, por ejemplo, aquellas que tienen colores vivos como morados y amarillos están enfocadas a animales diurnos, como aves o abejas, por otro lado, las flores blancas y angostas son exclusivamente para polinizadores nocturnos como es el caso de los murciélagos y polillas.
  • Sus raíces: al ser entramadas y casi superficiales pueden aprovechar de una mejor manera las escasas lluvias.

Pero todas estas características no solo ayudan a las plantas, sino que también son de vital importancia para los ecosistemas, ya que brindan refugio y alimento a la fauna con la que comparten hábitat, además, evitan la erosión de suelo y facilitan la retención de agua gracias a sus raíces.

Desgraciadamente, un gran número de especies de esta familia se encuentran en peligro de extinción por la perturbación de su hábitat y la constante explotación, ya sea como plantas decorativas o como alimentos de gran valor monetario debido a su difícil obtención, como es el caso del acitrón, un dulce consumido en distintos platillos típicos de México, como los chiles en nogada y la rosca de reyes.

El acitrón se obtiene de la planta Echinocactus platyacanthus también conocida como biznaga gigante, esta cactácea se caracteriza por su forma globosa, cuenta con una estructura fibrosa en su interior que es justamente de donde se obtiene este dulce tradicional; sin embargo, el uso indiscriminado ha llevado a esta hermosa planta de tonalidades verdes y flores amarillas al borde de la extinción. 

Un cactus en un campo de tierra

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Todas las cactáceas incluida la biznaga gigante de la foto anterior han realizado grandes sacrificios para adaptarse a su hábitat, los dos más relevantes son: 

  • Su lento crecimiento: debido a sus adaptaciones metabólicas que les permite sobrevivir en regiones secas su desarrollo lleva años.
  • Su alta especificidad: si bien la gran variedad de endemismos favorece a la biodiversidad del país también implica que estas especies solo pueden encontrarse o sobrevivir en una región determinada, esto incrementa la posibilidad de ser extraídas de su hábitat de manera ilegal, impidiendo así que puedan generar descendencia.
Por qué le dejamos de poner acitrón a la rosca de reyes – Noticieros  Televisa
Acitrón

Es por estas razones que el acitrón tiene precios tan elevados, por una parte, está el lento crecimiento de la biznaga, se estima que una Echinocactus platyacanthus puede tardar de 14 a 40 años en alcanzar una altura de 40 cm, por otro lado reproducir esta especie a escala industrial ha resultado imposible, esto quiere decir que en la mayoría de los casos se extraen biznagas silvestres en estado juvenil para su producción, y al ser una especie en peligro de extinción es considerado un delito.

Escrito por Biol. Andrea Vera Asesora Ambiental en Grupo PROMESA.


Fuentes: