De grasas a biodiesel

En la actualidad el aceite vegetal que usamos en la cocina se ha convertido en un elemento muy difícil de desechar, ya que por sus propiedades físicas y químicas (como una alta viscosidad y muy baja volatilidad) puede producir un importante impacto en el ambiente, como es el caso de los cuerpos de agua que son afectados por este desecho.

Se estima que 1 litro de aceite puede contaminar alrededor de 1000 litros de agua y al llegar a los ríos, a través de las aguas residuales, se forma una película superficial que afecta a los seres vivos, ya que el oxígeno no llega a ellos, perjudicando el ecosistema completo. También, genera un problema grave en nuestros hogares debido a que las grasas se aglutinan y generan atascos en las tuberías propiciando la aparición de plagas que aumentan junto con el mal olor.

Por esta razón en el 2015 se dio a conocer la norma ambiental para la Ciudad de México NADF-012-AMBT-2015, la cual establece las especificaciones y condiciones técnicas para el manejo integral de grasas y aceites de origen animal y/o vegetal. En esta norma se explica de manera general que se deben separar estas grasas y también las fuentes generadoras para facilitar su reuso; sin embargo, esta norma no llegó a ser oficial. 

Una de las alternativas para almacenar estos aceites y que no se conviertan en un problema, es el uso de contenedores etiquetados y con tapa separados en: Aceites vegetales, grasas animales y provenientes de trampas de grasas, estos contenedores deben permanecer lejos de fuentes de calor y preferiblemente, ser de plástico o metal; posteriormente deben ser llevados a centro de acopio o especializados en el tratamiento de este tipo de residuos.  

Una de las alternativas que se han planteado para solucionar esta problemática es utilizar los aceites para producir biodiesel, el cual entra en los parámetros de los lineamientos de reducción de gases de efecto invernadero, así como la reducción de dioxinas y compuestos derivados; sin embargo, estos residuos contienen grandes cantidades de ácidos libres que no pueden ser convertidos en biodiesel, ya que se forman jabones, una forma de evitar esto es utilizar químicos ácidos que alteran la reacción para que no fomenten la saponificación (proceso químico en el que se forma jabón o glicerina). 

El biodiesel producido a partir de los aceites vegetales y grasas presenta muchas ventajas comparadas con el diesel tradicional, entre las que se encuentran una alta degradabilidad, fácil uso y bajo costo de producción. Pero tiene una pequeña desventaja, la cual es una leve disminución del poder calorífico. 

En la siguiente simulación de Aspen, el cual es un programa muy utilizado en ingeniería química para resolver problemas de reactores y saber como se comportará un flujo, se puede observar cual es el proceso de la producción de biodiesel a partir de aceites amarillos y el alcohol utilizado es el metanol. 

Diagrama

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Figura 1. Reactor estequiométrico en el proceso de biodiesel a partir de aceites amarillos

En la central de abastos (CEDA) de la CDMX, se realizan procesos de tratamiento de grasas para la producción de biodiesel, generando de manera diaria tres mil litros de aceite combustible.

Imagen que contiene interior, silla, edificio, metal

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Gobierno CDMX [@GobCDMX]. (2021)

Este es un gran ejemplo de cómo podemos contribuir al medio ambiente y evitar que estos residuos terminen atascados o contaminando excesivamente el agua. 

Escrito por: Karla Aldama, Estudiante de Ing. Química Universidad Anáhuac.


Fuentes: