¿Sabías que un tercio de la comida producida en el mundo termina en la basura?
Cuando hablamos de comida, a muchos de nosotros se nos viene a la mente una cena con los amigos o un desayuno con nuestra familia, nos reconforta y da seguridad, la consideramos una necesidad básica que todo el mundo puede satisfacer con facilidad, pero desgraciadamente no es así. Mucho se ha hablado de que nos enfrentamos a una crisis alimentaria en donde parece que el mundo se está quedando sin recursos para brindar una buena alimentación a más de 7,500 millones de personas. Sin embargo, la realidad es que la humanidad puede cubrir perfectamente las necesidades en cuanto a alimentos, pero nuestra falta de estrategias sustentables y el constante consumismo nos ha llevado a una cadena agroalimentaria (proceso que abarca desde su producción hasta que llega a nuestros hogares) deficiente y resultando en dos grandes problemáticas: pérdida y desperdicio.
Se considera pérdida cuando los alimentos son desechados en las primeras etapas de la producción, esto se debe principalmente por una baja en el precio de los productos y su venta no es rentable, dejando como única opción a los agricultores no realizar la cosecha y de esta manera no perder aún más recursos. Por otro lado, el desperdicio es cuando entramos a la distribución e industrialización de los alimentos en donde existe una sobre producción y es más probable que no sean consumidos terminando como desecho o bien cuando los productos ya fueron comprados y no son consumidos por la población.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas Para la Alimentación y la Agricultura) estima que alrededor de una tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo terminarán en la basura, ya sea porque han terminado con su vida útil y no cumplieron con su propósito de nutrir a la población o simplemente por no alcanzar los altos estándares estéticos que imponen muchas tiendas o restaurantes.
Estas cifras son aún más alarmantes cuando una gran parte de la población sufre de desnutrición, a tal punto que su esperanza de vida se ve disminuida de manera drástica. De acuerdo con los datos del INEGI, menos del 50% de la población mexicana cuenta con seguridad alimentaria (acceso a alimento suficiente para cubrir las necesidades básicas para el bienestar) esto quiere decir que más de la mitad de la población mexicana se encuentra en pobreza o pobreza extrema.
Estos datos nos hacen recapacitar sobre nuestro papel dentro de la pérdida de alimentos, es necesario tomar acciones sobre el problema, ningún cambio es pequeño; por más pequeña que sea una acción puede lograr inspirar a otros y al final generar un movimiento que puede cambiarlo todo; algunas de recomendaciones por parte de la FAO son:
1. Reduce el desperdicio de alimentos: compra sólo lo necesario, realiza una lista antes de tus compras para que evitar adquirir más de lo que puedes consumir, aprende a amar las frutas y verduras de todos los aspectos, recuerda el interior es lo que cuenta, evita desperdiciar comidas preparadas, las sobras no son malas, son comida que te puede salvar de emergencias.
2. Apoya a los productores de alimentos y valora su trabajo: Asiste a tus mercados locales, las grandes cadenas de distribución fomentan el desperdicio masivo de productos, en cambio un agricultor ha cuidado con mucho esfuerzo sus cultivos.
3. Adopta una dieta más saludable y sostenible: Escucha a tu cuerpo, la naturaleza nos nutre desde el principio de la vida, respétala y respétate.
4. Aprende de dónde proceden los alimentos: Conoce tus alimentos y los procesos que se llevaron a cabo para poder existir, aunque tú sólo veas un racimo de uvas, este representa toda una historia de recursos usados para que llegara a tu mesa, es importante valorar estos procesos y energía invertida para su producción.
Fuentes
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, INEGI.
Urquia N. La seguridad alimentaria en México. México, 2004.
J.M. Martín-Marroquín. El desperdicio de alimentos, un problema global. Industria ambiente, España, 2020.