¿Luz natural o artificial? ¡Te decimos los beneficios de la primera!
La energía es un recurso indispensable para la vida moderna, y en general, en los hogares es utilizada para la cocción de alimentos, iluminación, refrigeración, calentamiento de agua, calefacción y enfriamiento de espacios, además del uso de electrodomésticos (CONUEE, 2017). De estas, la iluminación ocupa un puesto importante en el consumo energético total de un hogar, razón por la cual, buscar alternativas en la reducción del consumo asociado a esta, es de vital importancia.
Un hogar debe ser provisto de confort para los ocupantes, el cual se logra mediante la integración de iluminación adecuada, ventilación suficiente y temperatura estable dentro del sitio. Desafortunadamente la falta de planeación de los espacios habitacionales, la autoconstrucción y la falta de aplicación de los códigos de construcción locales, han provocado que se edifiquen casas con deficiencias sobre todo en lo que a confort se refiere. Actualmente en México muchos de los hogares carecen de condiciones adecuadas de iluminación, ya que las instalaciones eléctricas son viejas y defectuosas. A ello se suma la falta de incorporación de ventanas y, en consecuencia, esto limita el acceso a la luz natural. Es por ello por lo que cada vez se hace más énfasis en la necesidad de desarrollar hogares con condiciones adecuadas de ventilación y acceso a luz natural, ya que esta última ofrece beneficios económicos y de salud que deben ser reconsiderados por la población en general.
Incrementar el acceso a la luz natural tendrá un efecto positivo en las personas, ya que esta afecta directamente al ritmo circadiano del cuerpo, produciendo mejores etapas de sueño y alargando su duración, en comparación con la luz artificial. Otro de los beneficios del acceso a la luz natural se observa en los hospitales, en donde esta produce una respuesta positiva en los pacientes, mejorando su recuperación; un ejemplo más es el caso en donde los estudiantes y trabajadores de oficinas mejoran su productividad si tienen una fuente de luz natural directa.
El uso de luz natural reduce los niveles de estrés en las personas, y disminuye la depresión y el letargo. Permitir el ingreso de luz natural en nuestros hogares controla la humedad, el crecimiento de moho y bacterias y reduce el riesgo de padecer asma y otras enfermedades respiratorias; y si a esto se suman los beneficios ambientales generados al reducir el consumo de energía eléctrica (actividad que hoy por hoy aporta grandes cantidades de contaminantes responsables del cambio climático), nos encontramos frente a un recurso que debe ser considerado de uso prioritario en los hogares. Por último, de acuerdo con el Consejo Mundial de Edificación Sustentable, la iluminación representa hasta un 20 % de la facturación de energía eléctrica, así que cualquier disminución en el consumo de energía asociado a este servicio, puede representar una ganancia económica.
Así que volvamos a nuestros orígenes y demos paso a luz del sol 😉.