¿Por qué las charolas de PET no se pueden reciclar?

Cuando comenzamos nuestro camino sustentable, en muchas ocasiones, encontramos más preguntas que respuestas; un ejemplo de ello es cuando compramos alimentos empacados en charolas desechables, conocidas también como clamshell (imagen 1), las cuales creemos que son reciclables al observar que están etiquetadas con el símbolo de PET, sin embargo, cuando las llevamos a nuestro centro de reciclaje, son rechazadas. 

Imagen de clamshell, extraída de http://disglo.com/

¿Por qué un empaque etiquetado como PET, igual que las botellas, no se puede reciclar? El misterio de por qué ocurre esto es difícil de descubrir, a menos que hagamos una exhaustiva investigación. A continuación te contaremos de manera muy sencilla por qué este tipo de materiales no pueden reciclarse y es mejor idea evitar consumirlos.

Comencemos por entender que el PET, al igual que todos los plásticos, es un polímero, es decir, es una molécula de cadenas muy largas y firmes, es por ello que se trata de un material sumamente resistente a los impactos y utilizado ampliamente para empacar bebidas; de hecho, fue el sustituto directo del vidrio a finales del siglo pasado debido principalmente a su ligereza y durabilidad.

En segundo lugar, es importante saber que las botellas de PET y el clamshell, no tienen la misma estructura molecular. Ambos son PET, no obstante, las charolas están adicionadas con glicol, compuesto que cambia significativamente sus propiedades de maleabilidad, resistencia, dureza, etc. Esto es evidente cuando comparamos ambos materiales con nuestro tacto, podemos darnos cuenta que son distintos. 

Imagen de botella PET, extraída de http://remsaplasticos.com/

En diversos lugares del mundo, algunas empresas productoras de clamshell han optado por etiquetar al producto como PET-G, para marcar la diferencia con el PET convencional, sin embargo, no es una normativa obligatoria y muchos productores de este material aún lo comercializan con el etiquetado normal.

De acuerdo con Resource Recycling, cuando se procesan juntos, el PET-G se derrite y se vuelve pegajoso mientras el PET permanece sólido. PET-G se adhiere a los pellets de PET y forma grumos que dificultan el procesamiento. El PET-G tiene un punto de fusión mucho más bajo que el PET, lo que crea problemas durante el proceso de reciclaje.

Escrito por: Jair González, Especialista en Desarrollo Ambiental en Grupo PROMESA.


Fuentes: