El desfile de la contaminación

La creciente inquietud mundial por el deterioro ambiental provocado por la actividad humana en el mundo ha postulado un reto sin antecedentes incapaz de asegurar la paz y las maneras de desarrollo para las generaciones venideras.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el sector textil produce el 20% de las aguas residuales internacionales y el 10% de las emisiones globales de carbono. Todos los años se utilizan alrededor de 70 millones de barriles de petróleo para el proceso de fabricación de ropa en el planeta, produciendo 62 millones de toneladas de ropa al año, por todo esto es que la industria textil es la segunda más contaminante.

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Las fibras textiles utilizadas en la moda son primordialmente el algodón, el poliéster y el nylon. Estas fibras tienen la posibilidad de ser naturales (algodón) o sintéticas (poliéster y nylon), sin embargo, su producción en masa para la construcción de prendas crea diferentes impactos al medio ambiente. El algodón es el tercer tipo de cultivo que más agua necesita; solo para hacernos una idea, generar un kg de algodón necesita entre 5,000 y 10,000 litros de agua, en función de la técnica empleada.

Además, los tintes utilizados para teñir las diferentes prendas de ropa frecuentemente terminan en los ríos adyacentes a las fábricas, lo que produce impactos relevantes en la flora y fauna aguas abajo.

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Otro elemento a considerar son las condiciones laborales de los trabajadores. Al tratarse de una producción en masa se recurre a una disminución de costos contratando mano de obra barata, la cual muchas veces está bajo condiciones de explotación; todo ello da sitio a sueldos ridículos, jornadas laborales desmesuradas, condiciones de trabajo pésimas e inclusive explotación infantil.

La contaminación de la industria textil es en gran parte responsabilidad de todos los productores de telas, fibras y prendas de vestir, pero ¿por qué menciono en gran parte? puesto que la parte restante de la responsabilidad es nuestra, a medida que más ropa poseemos, más ropa lavamos, por consiguiente los residuos que se van al drenaje y contaminantes del agua por los detergentes son cada vez más. Es por esa razón por lo cual debemos aprender a hacer compras conscientes y no solo comprar para estar a la moda.

La industria requiere una acción urgente para abordar los residuos hechos a lo largo del periodo de vida de una prenda de vestir; 3/5 partes de toda la ropa producida y no vendida se envía a un basurero o se incinera durante un año desde la construcción, generando más contaminación.

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Ahora que entendemos que la industria textil pertenece a los focos más grandes de contaminación que poseemos, es necesario que el desarrollo de textiles sustentables se convierta en una prioridad para llegar a un cambio, para ser una elección más amigable con el medio ambiente de textiles sintéticos provenientes del plástico. En una industria que todos los días se inclina hacia la sustentabilidad, las crecientes indagaciones giran alrededor de generar textiles desde recursos naturales, promoviendo la iniciativa de una moda circular y sustentable.

La  sostenibilidad se ha convertido en una de las primordiales tendencias de la industria textil. Cada vez se esperan más productos ecológicos y socialmente aceptables y, por consiguiente, resoluciones sostenibles en la industria textil.  Las tácticas de sostenibilidad se reflejan en diseños sustentables y la utilización de materiales y procesos innovadores hasta la mejora del consumo de recursos y el reciclaje. No obstante, los retos sociales y del medio ambiente en la cadena de costo textil universal sólo tienen la posibilidad de resolverse si la política, las organizaciones y la sociedad civil se incorporan.

Tenemos la posibilidad de ayudar a frenar esta industria moderando nuestra compra de ropa, secundando las industrias locales y consumiendo de forma responsable.

“Como consumidores tenemos el poder para cambiar el mundo tan solo cuidando lo que compramos”.

Escrito por Arely Quintero, practicante profesional en Grupo PROMESA