Las TIC y la educación ambiental: una alianza necesaria (parte 1)

En esta serie de artículos reflexivos quiero discutir cómo las TIC pueden ser un apoyo para impulsar a la Educación Ambiental como un área de conocimiento de cambio mundial, para que las diversas sociedades puedan encontrarse en diálogo y así alcanzar el bienestar de todos los que habitamos este maravilloso planeta, pero para ello primero que nada hay que echar un vistazo a lo que llamo…

La problemática y el inicio del contexto

La creencia eurocéntrica de que la Tierra y todos los recursos en ella están a disposición del ser humano y que son de su propiedad, permitiéndole ejercer dominio pleno sobre el planeta entero, han convertido al mundo en un “mercado”, haciéndonos creer que los recursos son ilimitados; sin embargo, incluyendo en ello a todos los que habitamos y vivimos en él (y eso se no lo recordamos) olvidamos que la Tierra no fue puesta aquí para los seres humanos, sino que somos parte de ella, “todos somos de la Tierra” y al olvidarlo hemos entrado en una crisis ambiental y humana, o como señala Enrique Leff (2000), nos encontramos en una crisis de civilización.

Esta crisis ha venido acelerándose en los últimos años y parece incrementar más rápido cada día. Con el fenómeno de la globalización acompañado con su discurso desarrollista y sus prácticas de comerciales de alto consumo de ciertos productos: ropa, música, alimentos procesados, tecnología, etc., han atacado la identidad y fragmentado a los grupos sociales.

Las generaciones hoy en día perdemos con mayor facilidad los saberes (valores, creencias, etc.) de nuestros padres, de nuestras familias, de nuestros pueblos, de nuestro ambiente, estamos perdiendo parte de nuestra identidad, una identidad que llamaremos socioambiental porque implica la relación del ser humano con la naturaleza.

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En el papel de creador, el hombre ha producido su cultura por medio del proceso comunicativo ayudado por el intercambio y la interacción constante de signos, símbolos, significados y significantes; construyendo su realidad a partir de este intercambio de información, ideas y sentimientos, enlazando las sociedades y la cultura, a través de diferentes lenguajes que siguen ciertas normas o reglas morales y valores. Al ser la comunicación un fenómeno sociocultural que da forma y sentido al mundo del ser humano debido a las conexiones, relaciones y vínculos entre los individuos, no debemos olvidar que es ella la responsable de las cosmovisiones y, por lo tanto, de las perspectivas de mundo que se viven hoy en día.

En la búsqueda de una mejor y más eficiente comunicación el humano ha desarrollado y creado una serie de medios que han alejado a la gran mayoría de los miembros de la sociedad de su entorno, que no es ni más ni menos que la naturaleza, todo aquello que hace posible su existencia. Este alejamiento está producido por la enajenación a los propios medios de comunicación, teniendo como consecuencia la desvalorización simbólica de la naturaleza, colocando al humano por encima de ella, cosificándola y convirtiéndola en un recurso valorizable financieramente, debido en gran medida al trastorno que caracteriza a nuestra sociedad occidental actual, el consumo (obsolescencia programada y obsolescencia percibida), esto ha tenido como consecuencia la agonía planetaria que vivimos en la actualidad.

Pero los medios de comunicación en sí mismos no son el problema, sino el discurso que transmiten y que proviene de quienes son “dueños” de estos, “Quien domina los medios tiene el poder”.

Medios masivos y la tecnología: las TIC-telefonía celular.

“los medios de comunicación masiva y su capacidad de utilizar comercialmente la información” [2]

Luis Ignacio Sierra

Es innegable que la tecnología ha tenido avances tan grandes que ha jugado un papel muy importante en la producción de los cambios sociales actuales. Este avance tecnológico llegó con defectos y muchos gastos; desarrollo de las conexiones entre servidores, velocidad, comodidad y el comercio. En esta búsqueda encontramos el teléfono celular.

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Lo probamos, nos adaptamos y fomentamos. Como toda nueva tecnología debía ser probada y rápidamente la hicimos parte de nuestras vidas cotidianas; tan común es tener celular que el no tenerlo es aparentemente inusual. Es un aparato que forma parte de nuestras vidas, un miembro más de la familia.

Después de convertirse en un mega aparato que lo tiene casi todo, el celular se convierte incluso en “asistente”, ayudando con video llamadas con varias personas, compras en línea, posición geográfica, rutas en el tránsito, transferencias electrónicas, etc. Facilita la vida “moderna”, llegando a ser de un uso imprescindible todos los días. No somos dueños de la tecnología, ella es dueña de nosotros. En muy pocos años la tecnología se ha adueñado de nuestras vidas; el celular ha pasado de ser sólo un teléfono inalámbrico a un compañero las 24 horas y que es esencial en nuestra comunicación y relaciones sociales.

El celular simula la realidad y así nos seduce. El universo digital ha creado su propia realidad en donde nos movemos con cotidianidad, pero no lo percibimos, pues está fuera de lo real y verídico, no obstante, al mismo tiempo lo es. Al vivir en un mundo digital y artificial comenzamos a deshumanizarnos, a perder el sentido de la vida en comunidad y del bienestar de nuestro prójimo (humanos y entorno) buscando solo la satisfacción propia.

En este nuevo mundo encontramos a las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como “hiperreproducibilidad”, denominada por Stiegler (2004), quien afirma que la diseminación de tecnologías masivas que instituyen nuevas prácticas sociales, convierten al ser humano en un consumista que alimenta las redes mundiales de información sobre sí mismos para su control.

la guerra imperialista es “una revuelta de la técnica”, lo que quiere decir que “el uso natural de las fuerzas productivas paralizadas por el régimen de la propiedad, el crecimiento de los medios técnicos, de ritmos, de las fuentes de energías, tienden a un uso contra la naturaleza. Ello se descubre en la guerra.” La “fórmula tecnológica” de la sociedad capitalista puede resumirse así: “La guerra, y sólo la guerra, permite movilizar todos los recursos técnicos de hoy sin tocar” …” [3]

Walter Benjamín (1971)

Esto cita no se refería solo a guerras armamentistas, sino al dominio y poder que ejercen las TIC sobre la vida, por lo que el uso de la tecnología de manera cotidiana y, principalmente en estas, las ya no tan nuevas tecnologías como el celular, nos sugiere una dependencia excesiva, orillándonos poco a poco hacia un ámbito más virtualizado.

En la próxima parte continuaré hablando de la Educación Ambiental y el consumo responsable, para enmarcar la tercera parte y final de esta serie de artículos.

Escrito por: Mtra. Laura Angélica Castillejos Tirado [1]


Referencias:

[1] Lic. en Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM); Mtra. en Educación Ambiental por la UACM; Docente Licenciatura en Ciencias Ambientales y Cambio Climático en la UACM; Coordinadora de proyectos escolares en Grupo Promesa;  Contacto: laura.c@grupopromesa.mx

[2] Sierra, Luís Ignacio, “Globalización, multiculturalismo y comunicación. Paradojas y debates”, Revista Diálogos de la comunicación, P. 68-80

[3] Lowy, Michael, “Aviso de incendio”: la crítica de la tecnología en Walter Benjamin, Diciembre 1994. Traducción de Andrés Lund Medina, FUNDACIÓN ANDREU NIN, Disponible: 28 de Junio de 2008 en: http://209.85.141.104/search?q=cache:OQktiFXucpAJ:www.fundanin.org/lowy3.htm+tecnologia(walter+benjamin)&hl=es&ct=clnk&cd=2&gl=mx